miércoles, 1 de diciembre de 2010

Vértigo



Imagínate: un piano. Las teclas empiezan. Las teclas acaban. Tú sabes que hay ochenta y ocho, sobre eso nadie puede engañarte. No son infinitas. Tú eres infinito, y con esas teclas es infinita la música que puedes crear. Ellas son ochenta y ocho. Tú eres infinito. Eso a mí me gusta. Es fácil vivir con eso. Pero si frente a mí se extiende un teclado con millones de teclas, millones y trillones, millones y trillones de teclas, que nunca se terminan y ésa es la verdad, que nunca se terminan y que ese teclado es infinito… Si ese teclado es infinito, entonces en ese teclado no hay una música que puedas tocar. Te has sentado en un taburete equivocado: ése es el piano en el que toca Dios. La tierra es un barco demasiado grande para mí. Es un viaje demasiado largo. Es una mujer demasiado hermosa. Es un perfume demasiado intenso. Es una música que no sé tocar.

(Alessandro Baricco, Novecento)


Si la tierra parece demasiado grande es porque la miramos desde el suelo. Allí hay tantas personas posibles, tantos empleos probables y tantos destinos potenciales, que el vértigo y su carrusel puede paralizarnos. El miedo a equivocarnos, el miedo a un traspié y a una caída, el miedo al miedo nos llevan a la inacción, al bloqueo.

Entonces, debemos volar.

Desde esta nueva perspectiva, comprobaremos que si la tierra parecía demasiado grande era porque no la habíamos mirado desde el cielo. Allá arriba, sin ruido, sin prisa, sin nadie, la inmensidad no nos ahoga. Muy al contrario: se respira mejor mientras se abraza una nube. No hay que mirar abajo, no hay que tirarse, no hay un hay que. Sólo se trata de abandonarse un poco y dejarse caer. Al hacerlo, se nos aparece el exorcista del vértigo y es el tiempo, el viento y las cuerdas del paracaídas quienes eligen nuestro destino: dónde aterrizamos, dónde vivimos, en qué trabajamos y con quién lo compartimos.

Demasiado grande; demasiado largo; demasiado hermoso; demasiado intenso. La vida, una música demasiado valiosa. Si el vértigo no te dejar tocar la tuya, comienza por escuchar la de otro, báilala con él, disfruta de su perfume cuando esté cerca, muy cerca y abra su paracaídas para ti. Así recordarás cómo hacerlo. ¡Buen vuelo!


domingo, 7 de noviembre de 2010

Caleidoscopio

Caleidoscopio / Miradas del Mundo es un proyecto cultural que nace en abril del 2010 entre mujeres de diferentes lugares del mundo.

Mujeres de diferentes procedencias, con profesiones y motivaciones distintas, se dejan acompañar de una cámara de fotos en busca de la imagen cada mes que represente una emoción que compartir.

Éste es el Caleidoscopio de miradas del mundo de todas ellas.

Incertidumbre


Monumento a los judíos asesinados en Europa.
Peter Eisenman y Buro Happold. Berlín. 2010.

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar
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Martin Niemöller


Dijeron que no llovería. Pero lo hace. Copiosamente. Y al calarme, recuerdo las lecciones que nunca aprendimos y cómo, de niños, nos dijeron que allí estábamos seguros, que nos protegerían. Dijeron que no se repetiría, que la historia pertenece a un pasado sin retroceso. Y al decirlo, se aferraban a la esperanza de que así fuera. Dijeron que fue a otros, que fueron otros, que a nosotros no nos ocurriría nada. Eso es lo que dijeron.

Y aunque cuando me lo dijeron no lo sabía, luego comprendí que no dijeron la verdad, que no hay nada cierto ni seguro; que los hombres del tiempo se equivocan; que los padres no pueden salvarnos de sí mismos; que hay un único ellos que se disfraza de ti y de mí, que somos del mismo color. Por eso, a pesar de lo que dijeron, nos sobrevino una vida en la que lo que dijeron no servía y aunque dijeron que no debíamos temer nada, yo te temo, me temo.